Martín deambula por Tánger sin saber que hacer con su vida. Allí conoce a otro colgado que le dobla la edad: Abel, alegre vividor y aventurero. Y, en una noche loca, deciden dinamitar una central nuclear: hacerlo será la única luz de su negro futuro. Pero solo cuando Ana, la joven amante de Abel, se les une en el viaje (por toda la costa y hasta el interior del país), se confirma su destino. Ella será el catalizador de su amor, sus enfrentamientos, sus ideales y de su inevitable, enorme, explosión final.